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El reggae aterrizó en Córdoba, fijate que Son de Ahí

  • Foto del escritor: Brenda Petrone Veliz
    Brenda Petrone Veliz
  • 19 mar 2021
  • 4 Min. de lectura

Son de Ahí pasó por Club Paraguay junto a la artista soporte Emilia Oliveras y nos brindaron un show lleno de emociones y buena música.


Fotos: Lucas Matías


Güemes era un revuelto tumultuoso de voces, cuerpos y luces. La noche en su más alto resplandor me traía recuerdos antes de la pandemia, donde una jornada así no era menos de esperarse en un sábado de verano tan agradable.

Mientras caminaba entre la gente, vi pasar algunxs artistas, entre ellos Emilia, quien apuraba su paso con un porta partituras en la mano, y Alan, el bajista de Son de Ahí que llevaba una camisa a rayas blanca y celeste colgada en una percha a la vista de todos.


La alegría de volver a cubrir una banda en Club Paraguay inundaba mis adentros de otras coberturas. Es más: la jornada fue tan nostálgica que la última vez que habíamos pisado la casa de la cañada había sido la última noche de la prensa antes de la cuarentena.


Emilia Oliveras: Que Mirarnos sea aquello que nos trajo hoy acá


Mientras repasaba otras experiencias, vivía el aquí y ahora desde la puerta del Club a la espera de un show arrasante. Luego entramos, nos cruzamos con varios colegas y nos sentamos en una amplia mesa justo al frente del escenario. Tras la llegada de una cerveza bien helada, la artista soporte, Emilia Oliveras hizo su entrada junto al guitarrista Andrés Bianco para dar comienzo a su show.

La cantante realizó un amplio repertorio de covers y canciones propias que deslumbró a todas las personas presentes. En una apertura acústica cantó "Rules" de Dua Lipa y me atrevo a decir que con toda su esencia tranquilamente podría competirle al original.


Tras agradecer a lxs presentes, preparó un repertorio de 3 canciones de Amy Winhouse. Mi piel de gallina recorría el piso y el techo con una energía efusiva. Era admirable el respeto y la dedicación con la que Emilia entonaba cada canción de una de mis artistas favoritas. Si ya había entrado nostálgica, ella dió en el botón final para hacerme emocionar.


Finalmente, Oliveras echó raíz a sus propias canciones con unos cuántos nervios más que al principio, pero con una seguridad indiscutible. Todos los temas tocaban escenario por primera vez y su último single, "Mirarnos", dio el cierre en deleite que la noche necesitaba para calentar motores...

Que la madrugada corone con el reggae de Son de Ahí


Pasada la una de la mañana, los siete músicos hicieron su flamante entrada con un público lleno de amigos/as que esperaban verlos tocar en Córdoba. Con una intro musical, Son de Ahí dió comienzo a un show que se extrañaba hace tiempo y que últimamente los traía muy emocionados.

Arriba del escenario, la banda se percibía muy unida y con una potencia admirable. Abajo, la gente agitaba sentada desde la garganta hasta el corazón. De vez en cuando tiraban un par de pasitos desde la silla, filmaban un video para redes o llamaban a la moza para pedir otra birra bien helada. La fiesta se sentía desde cada rincón de Club Paraguay.


Las canciones se sucedían como una ola de mar, enganchadas una tras otra, con fuerza, pero también con mucha paz y dulzura. "Sabe señorita", "Rosa de los vientos", "Nueva Andalucía", entre otros temas, se seguían entre sí mostrando diferentes tonalidades y espacios musicales acompañados de las luces brillantes de la escena.


"¡Qué hermoso estás Club Paraguay"! - Nicolás Oliveras, cantante

Por si la nostalgia era poca, los músicos anunciaron formalmente que ese era el último show en el que iba a estar acompañándolos Diego Quesada, guitarrista y fundador de la banda. Con vítores y aplausos, el público se mostró agradecido con el artista y sus compañeros y pidió por más para que la noche no terminara allí.

Tras una noticia con añoranza, los músicos tocaron un par de temas más y después se retiraron para dejar a Nicolás Oliveras en un acústico muy íntimo. Allí se dió a conocer que la banda está preparando su nuevo disco y planea presentarlo pronto. La gente enloqueció el lugar y el acústico no tardó mucho en terminar. A la vuelta del resto de los instrumentos, la energía se retomó fervientemente para hacer las últimas canciones del evento.


Entre la gente logré visibilizar a Emilia con los ojos puestos en la banda, inamovibles, asombrados y admirados. Cantó todas las canciones con su barbijo negro a la mitad, como otra fan, pero siendo LA fan de la banda de su hermano. Creo que Nico espió el show de su hermana tras bambalinas de la misma forma, estaba segura de ello. Sin embargo, mirando cada tanto a la gente, creo que todxs tenían esa mirada de cariño. Se notaba que muchxs eran conocidos muy cercanos a la banda y ese amor daba vueltas en el aire.

Mientras la pantalla led del fondo acompañaba cada canción con una particular conformación de luces e imágenes, la madrugada caía a nuestros pies al ritmo de un reggae que no quería irse del escenario. Aún cuando la noche podía ser eterna, había que guardar energías para la próxima fecha, para el próximo proyecto, para el próximo abrazo entre compañeros, un abrazo que recorrió algunos escondites de este país y que se alojó con amor en cada uno de sus corazones.

"Con cada show, Son de Ahí está celebrando. Ustedes le pondrán el motivo" - Nicolás Oliveras, cantante

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