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"Estamos volviendo... No, ya volvimos": La magia de El Kuelgue en la Plaza de la Música

  • Foto del escritor: Brenda Petrone Veliz
    Brenda Petrone Veliz
  • 27 mar 2021
  • 3 Min. de lectura

La banda se presentó el pasado jueves 25 de marzo en Córdoba. El show, convertido en performance, estalló la Plaza y dio rienda suelta con protocolo al baile, a la música y a la sorpresa constante.



Jueves. Días caóticos y los jueves. Considero que son el cierre de la semana porque en el viernes ya estás en otra. Pero ese jueves fue diferente. Iba a ver por primera vez a El Kuelgue y la adrenalina le puso primera a mi día laboral para en la noche poder estar en La Plaza con mi cuaderno y mi lapicera.


Llegué energética y tarareando "Chiste". Me crucé con varixs colegas y me sentí feliz de poder vernos juntxs otra vez. Pasadas las 20:30 horas, ingresamos al lugar y nos topamos con una escena súper diferente: en vez del formato teatro de siempre, ante nuestros ojos se abría el formato bar o formato mesas, por así decirlo. Nos gustó, nos pareció súper cómodo.


Los shows cambiaron de formato, pero las sensaciones que te recorren son las mismas, pero ahora multiplicadas por 100 debido al año que tuvimos sin verlos en vivo. Unos minutos después de las 21 horas, las luces se cegaron y la máquina de humo recreó una gran nube sobre el escenario. La gente gritaba y encendía sus celulares para tomar las primeras imágenes de sus músicos favoritos.

Entre penumbras, El Kuelgue subió a escena. Una gran pantalla los fue iluminando en turquesa y la banda, mientras tocaba, se encendía en un color fucsia que detonó luego en más y más colores. Los manejos de intensidad lumínica fueron el último artista que cabía ahí arriba en la Plaza.


El evento se sucedió entre matices álgidos y acústicos, pero todos con sensaciones de paz, armonía y mucha creatividad. Por momentos era inexplicable el sentir con el que el cuerpo se movía y agitaba a pesar de que algunas canciones no las conocía.

Julián Kartún caminaba tanto en el escenario que ya al segundo tema se sacó la campera. El resto de lxs músicxs bailaban en su lugar al ritmo que presenciaban. Debajo de esa fiesta, otra se sucedía un poco más inquieta por las restricciones en el movimiento. Una mesa llegaba tarde, otra pedía una ronda más y una parejita se besaba en el palco algo escondida, divertida, dulce y regocijada.

Las canciones casi sin pausa se sucedían entre sonidos eléctricos, deleitosos y amigables. Cuando el Kuelgue tocó "Ayer real", un mar de luces blancas invadió La Plaza como un velo de novia impoluto. Ellxs eran el agasajadx que ingresaba por el pasillo vestidx de blanco y nosotrxs el acompañante esperando al final del recinto con todas las expectativas puestas en la relación del momento.


"Muy buenas noches. Muchas gracias de verdad. No me voy a emocionar ahora..." - Julián Kartún, cantante

Luego sonaron temas como "Si no te vas", con un solo de saxofón que enloqueció al público, "Roma", con la anécdota que el tema esconde con la pérdida (y posterior reencuentro) de la gata de Julián y "Natación", con una pantalla led que escupía terribles luces e imágenes que no me cansaba de disfrutar.

Para mí, El Kuelgue es una banda en vivo para enamorarse. Es amor de primer tiempo, donde todo es dulce y atrevido al unísono. Tal como mirar a través de un caleidoscopio, la banda genera esa magia y admiración cuando toca. La performance de un teatro resurgido en un recital que demanda dejarse llevar.


Ya llegando al cierre, lxs músicxs anunciaron que pronto saldrá nuevo material para que disfrutemos. La gente marcó con los aplausos las ganas de escucharlo, pero también las ganas de que no se vayan del escenario. Con un descontrol inaguantable, todxs bailamos al son de los últimos acordes.

Después, en fila india saludaron y en fila india entre las sombras se nos fugaron, como un chiste recién contado, como sabandijas del barrio de al lado, como un amigo que extrañabas y a quien no habías visto hace tiempo, como un recital de ritual. Así, alegre, risueño y brillante nos dijo adiós, nos dijo hasta la próxima.

"Ya se emocionó Julián" - Santiago Martinez, voz y teclado

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