La jefa volvió, la casa está en orden
- Brenda Petrone Veliz
- 30 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Marilina Bertoldi se presentó el domingo pasado con una doble función sold out en Club Paraguay. Por Brenda Petrone Veliz
Fotos: Nalia Barrionuevo
La noche cerraba el fin de semana con una súper luna llena y una brisa otoñal que acrecentaba el cambio de estación. Club Paraguay estaba lleno de gente que disfrutaba el primer show de una de las artistas más convocantes del último tiempo. Fuera del recinto, el público de la segunda función formaba una larga fila de casi dos cuadras para poder entrar a tiempo y ocupar las primeras mesas cerca del escenario.
Cuando ingresé, el lugar tenía una mezcla de gente extasiada que egresaba y otra que se quedaba para la segunda función de Marilina Bertoldi. Rara vez presencié al Club con las luces blancas típicas del cierre de un show, pero esta vez al haber otro contiguo, las mozas y mozos debían tener una buena visión para limpiar todo y esperar el próximo grupo.
En ese vaivén de vivencias, conocí a Nalia, una fotógrafa de Río Cuarto que venía con todo el power a la capital para trabajar de lo que tanto amar hacer. Entre charlas, los minutos pasaron y el Club se llenó por completo a la espera de la reina.
Con una entrada triunfal entre el humo, a las 23:15 horas, lxs integrantes de la banda ocuparon sus puestos y arrancaron con acordes fuertes y vibrantes que marcaron el inicio del segundo show. Marilina entró a la escena con lentes de sol y un sobretodo blanco que no duró mucho puesto. Ante el grito de la multitud, la artista cantó "China", el sexto corte de su último álbum "Prender un Fuego".
"Que energía que tiene Córdoba. Sigan así, pero cuídensen" - Marilina Bertoldi
El recital crecía en intensidad y revolución, acciones que no eran menos de esperarse por ser el show de despedida de "Prender un fuego". Con una risa pícara, la cantante miraba a las pibas que estaban cerca y las hacía gritar (o sus gritos le generaban esa sonrisa, eso puede discutirse). El adiós era difícil aún estando en la mitad del recital, pero más difícil era contener el éxtasis que ella y el resto de lxs músicxs generaban arriba del escenario.
Marilina estaba feliz, se le veía muy feliz. Hablaba con la gente, respondía las preguntas que le hacían, jugaba con Rocío Alí, bajista, y con Martu Fontana, baterista. Era un lujo tenerla tan cerca y admirar los pequeños detalles que se pierden un poco entre la adrenalina musical y el cantar de las canciones.
Luego hubo un momento lúdico de covers que reventó en sugerencias y pedidos del público. "Vamos a hacer un tema que me la re sube" dijo ella y me conquistó: así comenzó a sonar "I wanna dance with somebody" de la gran Whitney Houston. Les juro que en ese momento daban ganas de abrir convocatoria ahí mismo y postularse para obtener ese baile con la jefa. Sé que más de unx lo pensó.
Llegando al cierre del show, el Club estaba envuelto en una locura total. Con temas como "Racat", "Sexo con modelos", "O no?", "Tito volvé", "Y Deshacer", todo traspasó a otro plano, donde la extrañez de un evento en vivo quedaba en el olvido. Estar presente y vivx era todo en ese momento.
Y así fue como la noche se apagó como las luces verdes y violetas del escenario, pero el cuerpo quedó manija y encendido esperando volverlxs a ver en la próxima con nueva música y mucho girl power.